Es difícil conocer con exactitud la población de Nicaragua debido a que no existen censos fiables. Es posible que la población ronde los 5 millones de personas, con una tercera parte concentrada en Managua, la capital, y ciudades próximas.
La mayor parte de la población se concentra en la zona del Pacífico, en la que se encuentran las principales ciudades del país. La zona montañosa del Norte y centro del país y la zona del Mar Caribe (Costa Atlántica) están débilmente pobladas.
La capital, Managua, es una ciudad que ha crecido desordenadamente en las últimas décadas. Todo el centro de Managua fue destruido en el terremoto de 1972, sin que haya sido reconstruido.
La población se distribuye en núcleos alrededor de dicho centro y esos núcleos han crecido enormemente debido a la tremenda inmigración hacia Managua que se produjo en la época sandinista. Muchos campesinos abandonaron su emplazamiento habitual en las montañas huyendo de la guerra, buscando mayor seguridad y un futuro mejor y se encontró con una ciudad que no reunía infraestructuras suficientes para garantizarles una vida digna.
Una población con mezcla de varias razas
La mayoría de los nicaragüenses son mestizos de origen hispano e indígena (alrededor de un 75%). Además, existe una fracción significativa de población de origen español y europeo (alrededor de un 10%) que, en general, constituye las clases sociales más pudientes.
Entre los indígenas cabe destacar los grupos étnicos de la Costa Atlántica: miskitos (mayoritarios), sumus y ramas que hablan inglés o conservan sus propias lenguas. Debido a que la Costa Atlántica permaneció durante mucho tiempo aislada del resto del país, los habitantes de esa región tienen una identidad cultural diferenciada e incluso llaman "españoles" al resto de los nicaragüenses. La sensación que tiene el viajero que llega a esta zona es la de estar en otro país completamente diferente.
Desde luego, Nicaragua tiene un porcentaje alto de población joven probablemente en torno a un 75 por ciento son menores de 25 años. Ello está originado por una tasa de natalidad elevada. Debido a motivos religiosos o culturales, los nicaragüenses son reacios muchas veces a aplicar métodos de control de la natalidad. Además, las mujeres tienen sus hijos a una edad relativamente temprana (en torno a los 20 años e incluso antes).
Un problema grave en Nicaragua es el tremendo índice de desintegración familiar. Debido a la pobreza extrema y a la falta de expectativas (así como por motivos culturales), el alcoholismo abunda y no es raro que los maridos abandonen a las mujeres. No es, por tanto, infrecuente ver a mujeres solas que sacan adelante a varios hijos con muchísimo esfuerzo.
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